miércoles, 4 de noviembre de 2015

¡Hércules!...¿dónde estás?

Tienes cinco años. Te regalan para tu cumpleaños el juego de Hércules para la PS1. Consigues llegar al final del juego con ayuda de tu padre. Para ti el mejor jugador del mundo. Sin él no hubieras llegado ni a pasarte la primera partida. Hércules es el más fuerte y en una de las últimas pantallas lucha contra El Cíclope, que es gigante, gordo, con un ojo y feísimo. Tiene una cachiporra en la mano que con cada golpe vibraba el mando y tu corazón de cinco años se extremecia pensando lo que le podía hacer a Hércules si éste le pillaba. El Cíclope sólo repetía: ¡Hércules!...¿dónde estas?. Ves que tu padre maneja a Hércules como si fuese un dios haciendo frente al cíclope y ganando la partida. Desde ese momento, no dejas de oír en tu cabecita la cancioncilla de :¡Hércules...! Y mira por donde, ves una botella vacía de Coca-Cola de dos litros y eso de pronto se convierte en una cachiporra y tú te conviertes en El Cíclope. La cancioncilla empieza a sonar en tu cabeza y a salir de tu boca sin parar mientras das golpes a todo lo que encuentras sin ni si quiera darte cuenta de la cara de asombro de tus padres y la risa de tus abuelos que te recuerdan al cabo del tiempo que sólo decías:¡Hércules!...¿dónde estas? puff, puff, puff. Dibujando una leve sonrisa en tu boca cada vez que recuerdas aquello.

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